Nada pertenece a la corriente de novela existencial, que precisamente iniciará
esta obra y que reflejarán el tema de la angustia existencial, la tristeza y la
frustración de las vidas cotidianas.
La novela está narrada en forma
autobiográfica por su protagonista. La perspectiva
es la de Andrea y, a través de su memoria (sabemos que Andrea está recordando y
analizando cosas y emociones de hace un par de años) vemos la casa, sus habitantes
y los acontecimientos.
Su argumento es muy sencillo,
Andrea, una joven huérfana, llega a Barcelona para estudiar en la universidad y
se instalará en el piso de unos familiares un tanto especiales. El entusiasmo
vital de la chica pronto cederá el paso
a un profundo desencanto para el que quizás va a ser la solución su partida, al
final de la novela, hacia Madrid. El tema, pues, es el del acceso a la experiencia,
el de la maduración de la persona y el de la adquisición de una cierta idea del
mundo. Pero este tema daba lugar a otro, aunque puede que éste no estuviera en
el propósito de la autora, el de la constatación de un estado colectivo. Así,
en la obra se manifestará la miseria material y moral que refleja la familia
que alberga a Andrea y el ambiente sórdido de la ciudad que ella conoce. Muchos
han visto en el pequeño mundo de la casa de la calle Aribau como símbolo de la
degeneración general de la moral en la España de después de la guerra civil.
De esta manera, la obra se
constituye en testimonio de una realidad degradada, la realidad de la España de
la posguerra. En cuanto a la estructura, se divide en tres partes, formadas las
dos primeras por nueve capítulos y la tercera por siete. Los periodos que
abarcan cada una son los siguientes: la primera, de octubre a febrero; la
segunda, de marzo a junio; y la tercera, de julio a septiembre. La primera
parte se abre con la llegada de Andrea a Barcelona y su ingreso en el “ambiente
endiablado” del piso familiar de la calle Aribau, y se cierra con la marcha de
su tía Angustias a un convento. En la segunda parte Andrea comienza a sentirse
más libre, y el eje narrativo se traslada al exterior de la vivienda, a la Universidad
y la calle. El final de esta parte lo marca el primer baile fracasado de Andrea
en la mansión burguesa de Pons. La tercera parte se inicia con la conversación
entre la madre de Ena y Andrea, y concluye con la marcha a Madrid. En esta
última parte los universos antagónicos de Aribau y el exterior se mezclan, en
el presente y en el pasado, a través de la relación de Román y Ena y, años
atrás, con la madre de Ena.
A menudo se ha señalado cómo la
novela es una autobiografía de Carmen Laforet. En efecto, existen coincidencias
entre Andrea y la escritora: la edad de la autora y de la narradora son
similares; ambas han viajado hasta Barcelona para estudiar Letras, se alojan en
la casa familiar de la calle Aribau y al final se marchan a Madrid. No
obstante, la autora reiteró en diferentes ocasiones que no trasladó a la novela
su experiencia barcelonesa.
Los personajes femeninos tienen
gran importancia en la obra. Se sitúan en dos universos: la casa de la calle de
Aribau (Angustias, Gloria, la abuelita y la criada) y la universidad (Ena).
Angustias representa el principal obstáculo en la búsqueda de libertad de Andrea, la moral represiva y la
disciplina, la falsa moralidad y religiosidad mientras que Ena es guapa, rica,
inteligente e irrumpe con fuerza en su vida ya que conocerla supone liberarse del espacio
cerrado de la casa. Los personajes masculinos, por el contrario, aparecen mucho
más desdibujados (Jaime, Pons, Juan, Román).
Hay dos grandes mundos en la
novela, identificados con dos espacios:
uno que representa la represión (el piso
de la Calle Aribau) y otro la libertad (espacios exteriores).
En cuanto al tiempo, Nada
presenta una estructura clásica de narración lineal.
Carmen laforet
(Barcelona, 1921 – Madrid, 2004)
Escritora española. Carmen Laforet Díaz nació en Barcelona el 6 de septiembre
de 1921, si bien con dos años de edad se trasladó con su familia a las islas
Canarias. A los dieciocho años, una vez finalizados los estudios de bachiller,
decidió regresar a Barcelona para estudiar las carreras de filosofía y letras y
derecho, si bien no acabó ninguna de las dos. Poco satisfecha de su paso por la
universidad, cuando contaba veintiún años se fue a vivir a Madrid.
En Madrid conocería al periodista
y crítico literario Manuel Cerezales, quien la animó para que prosiguiera con
sus recién iniciados pinitos literarios. Fue sólo dos años más tarde, en 1944,
cuando su vida daría un vuelco inesperado al presentar su novela Nada al recién
creado Premio Nadal, otorgado por Ediciones Destino.
Aunque entre otros competidores por el premio estaba
un escritor de sólida trayectoria como el periodista César González Ruano, el
jurado prefirió apostar por la joven desconocida.